Capítulo 14: No hay justicia

(Capítulo anterior: 13: Beijing)
Importante: Si llegas acá por primera vez, empieza por el capítulo 1. ¡No te spoilees!

Una casa de té, perdida en un sotano de Beijing. Con decoración china antigua, previa a la Revolución Cultural. Ahí estaba F, sentado junto a la líder del planeta y al presidente de las ruinas de Estados Unidos.

F mantenía un dedo sobre la pantalla de su móvil. De levantarlo, pasarían muchas cosas malas. En especial para Li Zhang, secretaria de la Federación China.

- Oh F - dijo la secretaria y mujer más poderosa del mundo -, estoy tan feliz de verte con vida. Siempre quise conocerte. Tenemos mucho que planear.

F no esperaba tener al Presidente de Estados Unidos cerca. Pero si iba a sacrificarse ¿Por qué no agradecer los regalos del destino? Miró al reloj y vio que faltaban cinco segundos para el plan. Sonrió y les habló.

- Dama secretaria, señor presidente. Sólo quiere decirles - dos segundos, un segundo -, boom.

F levantó las manos al aire. El móvil vibró. La pantalla parpadeó entre negro y rojo. Luego se apagó y nada más pasó. Malditos marines y su pesima puntualidad. Tras un incómodo silencio, John Koch, presidente de Estados Unidos, preguntó.

- ¿Boom?

Y un estruendo gigante retumbó arriba en la calle. Varias explosiones en serie castigaron el area. Todo se llenó de polvo. F no podía estar más feliz, aún cuando quizás perdería la vida muy pronto.

Una pesada puerta antibombas salió del techo y selló el lugar. Esto era un bunker, tal como lo imaginó F. El servicio secreto americano intentaba comunicarse con el mundo exterior pero no tenían señal. La secretaria y el presidente usaron sus móviles, sin éxito.

- ¿Quieren saber qué pasa? - preguntó F, recostandose en su silla -. En Internet, el mundo entero está descargando la caja negra de mi Scramjet. Desde los planos del avión hasta los datos de combate de tus naves chinas. Las mismas que mataron a mi hermano y casi logran asesinarme.

F tomó un poco de té. Afuera se sentían más explosiones. Las luces del lugar iban y venían.

- También hay un video de Ketchup. Un niño de trece años que vivió en la frontera con México antes del Holocausto. Él recuerda camiones radiactivos pasando la frontera a Arizona. Contratados, pagados y manejados por ciudadanos chinos. Ahora todo el planeta sumará uno más uno.

La secretaria buscó otro móvil en su bolso, fingiendo no escuchar. F estaba seguro que la última parte le interesaría.

- Y algo más. La vieja Marina de Estados Unidos, con quién me alié, amaría hacer justicia por el Holocausto - F sonrió de oreja a oreja -. Por eso están bombardeando este lugar. Para capturarte viva o muerta. Y con la interferencia electromágnetica que desplegaron, no podemos pedir refuerzos.

La secretaria Li prendió su otro móvil y lo proyectó sobre una pared cercana. El presidente Koch miró a otro lado con rostro de decepción. Li Zhang de repente cacheteó a F.

- Siento la muerte de tu hermano - Zhang le mostró, en la pared, imágenes de satélite del desierto en Mongolia -. Creimos que sobrevivieron al ver huellas de dos personas fuera de tu cápsula. No sabiamos nada de "Ketchup". Segundo, mis naves no querían matarte a ti, egocéntrico idiota. Creímos que tu Scramjet era de 2Pac.

En la pared, F vio varios aviones suborbitales muy similares a su viejo Scramjet. Pero tenían misiles visibles, otra pintura y pequeñas diferencias en el fuselaje. ¿Copias? Imposible, ese avión era único. F lo cuidó tanto.

- Oh, no te sorprendas. Llevas seis años escondido en el Turf. Jurame que el cien por ciento del tiempo protegiste tu avión, ¿Verdad que no? 2Pac Abdallah clonó el diseño. Llevamos cuatro años peleando contra estas cosas en órbita. Creiamos que eras otro más.

No puede ser verdad.

- Nuestro programa chino de cazas espaciales nació en respuesta a los scramjets suborbitales del Turf. La mayoría despegan cerca de Dubai, justo donde te atacó la Marina de Estados Unidos y te hizo escapar, ¿O no? Mi Fuerza Aérea recibió inteligencia de tu vector de vuelo. Ahora es claro que nos la dio 2Pac, como una trampa.

No, no, no.

- Y gracias a que liberaste la información de tu caja negra, ahora tenemos los planos de los scramjets y datos reales de combate. Nos hiciste un favor con tu "plan". Gracias a ti, podremos contrarrestar a la Fuerza Espacial del Turf de Abdallah.

¿El Príncipe Mesías quería matarlo? ¿El principal inversionista de F planeando su muerte?

- No. Ketchup recuerda lo que recuerda. Los camiones chinos en la frontera...

- Para el 2020 ya eramos la economía más grande del mundo. Estados Unidos era nuestro cliente número uno. Sólo nosotros, en todo el globo, apoyamos la reconstrucción de América. ¿Qué ganabamos volviendo vidrio un continente?

- Ser mejores. Incluso hoy no pueden pelear al ritmo de la vieja US NAVY - razonó F.

- Eres inteligente y, con poca luz, atractivo - intervino Li Zhang -. Pero muy tonto en temas de estado.

- Un ejercito moderno - dijo John Koch, viendo a la pared - no existe para conquistar y crear imperios. Es un deterrente para aumentar el precio de la guerra contra sus rivales. El ejercito popular de China nunca quiso ser más grande que el nuestro. Sólo ser tan grande como para disuadir a cualquier enémigo, sin disparar un arma.

- Dime algo F - preguntó la secretaria -. ¿No es ridículo que Corea del Norte fuera el culpable oficial? Seguro que lo has pensado... pero ¿No es obvio que el segundo sospechoso seríamos nosotros? ¿Quizás demasiado?

Una explosión diferente sonó afuera. F recordaba el plan, están intentando otro tipo de bomba antibunker. Pero su mente estaba desenfocada. ¿Creerle a Li Zhang? ¿Creerle al títere de presidente que era John Koch? ¿Andrés murió por nada?

- Es noble y heroíco que vengues a tu hermano - dijo la secretaria con sarcasmo -, pero este no eres tú. El F que mi equipo de inteligencia conoce es narcicista y egoísta.

- Esos son sinónimos - respondió F al aire.

- Tú no eres de los que se sacrifica. Incluso para vengarte. Tienes un plan B.

- No tengo un plan B.

Claro que tenía un plan B.

- ¿Y por qué creerte? - preguntó F, más para sí mismo - Pueden haber manipulado fotos de mi Scramjet. Pueden haber fingido evidencia. ¿Por qué creerles?

F de repente recordó algo que Li dijo al príncipio... "Tenemos mucho que planear".

- Oh, eres una decepción, F - dijo Li caminando por el bunker que solía ser una casa de té -. Con John apostamos que venías a negociar y a trabajar con nosotros. Que ya habías descubierto la verdad de tu Príncipe Mesías. O quizás descubriste el secreto que te hace valioso.

El cerebro de F concentró cada neurona. ¿Qué secreto? ¿La formula de las sillas de Pornactive? ¿Algo de 2Pac? ¿Las moléculas de Phil para la memoria perfecta? F dejó de pensar en eso al notar el repentino silencio. La secretaria, en chino mandarín, preguntó a uno de sus agentes de seguridad.

- ¿Por qué el silencio? ¿Llegaron los nuestros? Usa el canal cuánti...

Una explosión repentina llenó de calor y luz blanca la casa de té. F quedó ciego y sordo al tiempo. Entre el brillo incandescente vio a tres figuras negras moverse a toda velocidad. Las figuras golpearon y sometieron al servicio secreto americano, pero les costó más la pelea contra los dos guardias de Li.

El polvó empezó a disiparse y F vio a tres hombres, vestidos de un negro que absorbía toda la luz. El mismo traje de Juliane. Dos de los hombres apuntaban armas a los guardias chinos, el tercero apuntó directo al pecho de Li Zhang. John Koch estaba inconsciente en el suelo junto a sus golpeados agentes.

- Señor F - dijo el hombre del traje negro -, está bajo arresto a nombre de Int... Espere, mierda ¿Usted es la Secretaria Zhang? ¿Ese es el presidente de... Mierda.

Agentes de Interpol. El plan B. Juliane nunca le fallaba. F puso sus manos arriba y vio en el suelo como su móvil revivió y obtuvo señal de regreso. Escuchó al agente lider hablar al aire en un terrible francés.

- Control, este es Bertrand. Encontramos al objetivo pero... creo que entramos en combate con agentes del servicio secreto de Estados Unidos y la Guardia Central China. Tengo a la Secretaria de la Federación y al Presidente de América frente a mi. ¿Ordenes?

La secretaria desempolvó su caro vestido y se acercó segura al agente de Interpol.

- ¡Oye! ¿Te llamas Bertrand? ¿Tú neutralizaste a los marines de la US NAVY allá afuera?

Bertrand vio a los ojos a la secretaria, cuya mirada hacía imposible no responder.

- Sí señora. Tres baterías automatizadas de mísiles en un perimetro de quinientos metros. No encontramos soldados.

- ¿Tienes a Juliane Deckard en la línea?

El Agente no respondió.

- ¡Responde!

- No señora. Nuestras ordenes vienen de su superior.

- Wow, eres un idiota como espía. ¿Entiendes que la Agente Deckard está haciendose pasar por muerta tras lo que pasó en Dubai? ¿Y encima la delataste en frente de los líderes políticos de otros países?

Bertrand, un hombre imponente, músculoso bajo el traje de infiltración de Interpol, parecía un niño. Sus ojos verdes tenían la mirada de un adolescente al borde de las lagrimas. Su rostro cambió de piel canela a palidez. Sus dos compañeros lo miraron con incertidumbre mientras seguían apuntando sus armas a los chinos.

- Oh - suspiró Li Zhang -, ¿Te dijeron por radio que no abras más la boca, verdad? ¿Implante subcutáneo craneal?

Li Zhang caminó hacia F y le tomó el mentón con su mano derecha.

- ¿Quieres pruebas para confiar en mi, F? ¿Quieres creer que trabajar conmigo vale la pena? ¿Quieres la verdad de 2Pac?

Li Zhang volteó a mirar al agente y le gritó.

- Hey Bertrand. Preguntale a Juliane Deckard o a Camille Balestrazzi si el mensaje de advertencia de asesinato a F vino firmado con una llave criptográfica.

Bertrand no movió un músculo.

- Oh, gorila idiota. Está bien, quedate ahí de pie y sirve de cabina telefónica - Li caminó al agente y le gritó al oido -. ¡Hey Interpol! ¡Les enviaré al mismo email mi llave criptográfica!

La secretaria manipuló su móvil por un instante. Luego esperó un minuto sin romper la mirada del Agente Bertrand.

- ¿Ya les llegó? ¿Ya la validaron con Camille o Juliane? ¡Llamen ya mismo a F y díganle la verdad? O podemos morir todos acá mismo. Los marines no tardarán en notar su error.

El móvil de F, en el suelo, vibró. F seguía con las manos arriba. Miró al móvil y miró a la secretaria. El presidente Koch empezaba a levantarse y reaccionar. La secretaria suspiró, tomó el móvil y lo puso contra la cara de F. Él escuchó una voz familiar al otro lado de la linea.

"-- Hey, soy Juliane. Es verdad. El aviso de advertencia de tu francotirador llegó anónimo por TOR, con una firma cifrada. Lo confirmamos con nuestras fuentes contra asesinos a sueldo. Pero el mensaje clave vino de ella. La llave criptográfica coincide. ¿A qué estás jugando?"

- Hey J - respondió F tratando de poner entusiasmo en tu voz -, no vayas a colgar, voy a necesitarte.

La secretaria dejó el móvil sobre la empolvada mesa. F cerró los ojos fuerte.

- ¿Ahora me crees, F? Cuando salió ese video tuyo en la Base Aérea Edwards de hace seis años, activamos nuestros espías en la Marina de Estados Unidos. Tras la sospecha que tú causaste el Holocausto, alguien les dio información tuya para poder matarte. Y acceso privilegiado al Turf de Abdallah. Y tu ruta de vuelo desde Miraflores. Ese día también descubrimos el secreto en tu cabeza y necesitabamos protegerte.

- ¿Qué, qué está en mi cabeza?

- Mjolnir - dijo Koch poniendose de pie al fin -. El satélite geoestacionario de bombardeo cinético X-2626 Mjolnir está activo. China nunca lo pudo destruir, es casi invisible. Este año, una antena intácta en Utah detectó sus pings.

El arma secreta final del viejo Estados Unidos. Mjolnir estaba treinta y cinco mil kilómetros arriba, fuera del efécto Kessler de escombros órbitales. Cargado de quién sabe cuantas varas gigantes de acero y titanio. Una sola de ellas capáz de liberar la energía de una bomba atómica. Imparable. Imposible de detener. El arma que destruyó Corea del Norte.

- Y tú, estúpido incrédulo F - afirmó la secretaria Li, presionando un dedo en su pecho - eres el único ser humano con el código de activación en tu memoria.

Una atmósfera de respeto y fé en la Secretaria llenó el ambiente. Si esto era verdad, en un instante, F se convirtió en una potencia nuclear. Quizás ser un martir no era buena idea.

F pidió perdón en su mente a Andrés. No hay justicia. No por ahora.

- Los marines tienen una bomba termobárica de diez toneladas en un camión autónomo - advirtió F con fuerza -. No lo van a detectar. Si no lograban penetrar el bunker y capturarte con vida, nos matarán con la bomba. Ese es el plan C.

- Ah - dijo casi tosiendo la secretaria -. ¿Y tienes un plan D?

- Claro que sí - respondió F -, pero necesito a Juliane.

(Sigue leyendo el Capítulo 15: Madre de todas las bombas)